jueves, 19 de diciembre de 2013

¿Enseñamos a nuestros hij@s a gestionar los conflictos?


¿Os sentís identificad@s?

Un día cualquiera al salir del colegio:

Niño: Mamá, Pablo me ha pegado un puñetazo esta mañana en el patio

Madre: Vaya, ¿qué ha pasado?

Niño: Que es tonto, yo no le hice nada

Madre: Bueno, hijo, no hagas caso y juega con otros niños

Se me ocurre esta conversación como una forma habitual de no mirar de frente un conflicto cualquiera. Otras respuestas que escucho (y alguna vez me he encontrado yo diciendo) de la madre/padre son: "Díselo a la profesora y que no te pegue más", o "¿y no le has pegado tú a él?", o "tienes que defenderte", o "tienes que hablar con él y arreglarlo, debéis ser amigos todos".

¿Se os ocurren más respuestas? ¿Qué responderíais vosotr@s?

Vamos a ver qué podemos hacer ante una situación así que se nos da tan cotidianamente. Muchas veces, las prisas o tener que prestar atención a otro hijo nos empuja a dar la espalda al conflicto que nos está relatando tratando de suavizarlo o de no darle importancia, pero, ¡ojo!, nuestro hijo nos lo cuenta, y es importante para él. Aprender a entender una disputa hoy puede darle herramientas para el enfrentamiento próximo.

¿Qué es lo que ha pasado? Normalmente cuando indagamos en el hecho en sí acabamos descubriendo que algo ocurrió previamente y motivó la agresión de Pablo. Nos parece obvio pero seguramente a nuestro hijo se le haya escapado ese detalle, no por intención de ocultar la realidad, sino porque la percibe desde su prisma.

La mamá indaga y su hijo le cuenta más: "Pues yo le destrocé su dibujo y él me pegó". Los niños, cuanto más pequeños, tienen una capacidad asombrosa de objetivar el hecho causante del conflicto. Aprendamos de ello porque a medida que crecemos, tendemos a cargar al hecho en sí de innumerables evaluaciones y juicios de valor que emborronan y nos desconectan de lo que sucede.
 
Ante la respuesta de nuestro hijo tenemos varias opciones, yo destaco estas 2:

- Dogmatizar lo que debe o no debe hacer ("no debes destrozar su dibujo").


- Entender qué le llevó a destrozar su dibujo.

 

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Es tentador dogmatizar. Nosotros, los adultos, sabemos perfectamente que no hay que destrozar las cosas ajenas, ¿no? Pues debo decírselo.... ¿Y si indagamos un poquito más? Esto lleva tiempo y algo de paciencia pero merece la pena conocer qué es lo que motivó a nuestro hijo a destrozar algo de otra persona. Nos sorprenderá el descubrimiento... Prueba a entenderle.



Poco a poco llegamos a la raíz del asunto, podemos preguntarle por qué creyó que podía destrozar su dibujo, qué le hizo pensar que podía hacerlo sin que Pablo se enfadara y... ahí viene la motivación que casi casi se nos escapa: "Tiró su dibujo a la papelera y yo pensé que no lo quería más, así que lo recogí y decidí romperlo a cachitos para hacer nieve".
 
¡Vaya!, así que nuestro hijo ya sabía, sin dogmatizarle, que si Pablo hubiera querido conservar su dibujo, no lo habría destrozado. Pues es un gran chico, tiene sentido común, pensamos... Ellos nacen con un sentido de la justicia asombroso, dejemos que se expliquen. Antes de aleccionar, descubramos qué valor innato tienen ellos del asunto.

El motivo real del conflicto fue que nuestro hijo presupuso que Pablo no deseaba conservar su dibujo y ello le daba licencia para apropiarse de él, su razonamiento no nos parece descabellado, podemos comprender su actitud, pudo ser una interpretación o un diagnostico real. ¿Qué puede aprender de todo esto? A contrastar sus presuposiciones con Pab quería tirar su dibujo a la basura pero era demasiado para él ver cómo otro niño lo destrozaba, quizás, cambió de opinión al ver cómo se deshacía en pedacitos sin remedio alguno. Una sencilla pregunta pudo evitar el conflicto.

Está claro que ambos niños se mueven por necesidades diferentes, si les mostramos que cada cual tiene sus pretensiones podemos, con práctica, colocarles en el lugar del otro. En mi opinión nadie actúa agresivamente de forma caprichosa.

La próxima vez nuestro hijo sabrá que presuponer puede tener consecuencias indeseables y, ante la duda, preguntará a Pablo si le parece bien hacer nieve con su dibujo y... ¿por qué no? Quizás Pablo le ayude.

Por supuesto, para Pablo también sería ilustrativo conocer los argumentos de nuestro hijo.... ¿no crees?

El conflicto existe, no podemos dejar de mirarlo pero sí entenderlo.

Entenderse para quererse.

Paloma Moreno-G Franco
Mediadora Familiar, Formadora
Diplomada Gestalt, Abogada

@paloMGF
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