¿Os sentís identificad@s?
Un día cualquiera al salir del
colegio:
Niño: Mamá, Pablo me ha pegado
un puñetazo esta mañana en el patio
Madre: Vaya, ¿qué ha pasado?
Niño: Que es tonto, yo no le
hice nada
Madre: Bueno, hijo, no hagas
caso y juega con otros niños
Se me
ocurre esta conversación como una forma habitual de no mirar de frente un
conflicto cualquiera. Otras respuestas que escucho (y alguna vez me he
encontrado yo diciendo) de la madre/padre son: "Díselo a la profesora y
que no te pegue más", o "¿y no le has pegado tú a él?", o
"tienes que defenderte", o "tienes que hablar con él y
arreglarlo, debéis ser amigos todos".
¿Se os
ocurren más respuestas? ¿Qué responderíais vosotr@s?
Vamos a
ver qué podemos hacer ante una situación así que se nos da tan cotidianamente.
Muchas veces, las prisas o tener que prestar atención a otro hijo nos empuja a
dar la espalda al conflicto que nos está relatando tratando de suavizarlo o de
no darle importancia, pero, ¡ojo!, nuestro hijo nos lo cuenta, y es importante
para él. Aprender a entender una disputa hoy puede darle herramientas para el
enfrentamiento próximo.
¿Qué es
lo que ha pasado? Normalmente cuando indagamos en el hecho en sí acabamos
descubriendo que algo ocurrió previamente y motivó la agresión de Pablo. Nos
parece obvio pero seguramente a nuestro hijo se le haya escapado ese detalle,
no por intención de ocultar la realidad, sino porque la percibe desde su
prisma.
La mamá
indaga y su hijo le cuenta más: "Pues yo le destrocé su dibujo y él me
pegó". Los niños, cuanto más pequeños, tienen una capacidad asombrosa de
objetivar el hecho causante del conflicto. Aprendamos de ello porque a medida
que crecemos, tendemos a cargar al hecho en sí de innumerables evaluaciones y
juicios de valor que emborronan y nos desconectan de lo que sucede.
Ante la
respuesta de nuestro hijo tenemos varias opciones, yo destaco estas 2:
-
Dogmatizar lo que debe o no debe hacer ("no debes destrozar su
dibujo").
-
Entender qué le llevó a destrozar su dibujo.
Es tentador dogmatizar. Nosotros, los
adultos, sabemos perfectamente que no hay que destrozar las cosas ajenas, ¿no?
Pues debo decírselo.... ¿Y si indagamos un poquito más? Esto lleva tiempo y
algo de paciencia pero merece la pena conocer qué es lo que motivó a nuestro
hijo a destrozar algo de otra persona. Nos sorprenderá el descubrimiento...
Prueba a entenderle.
Poco a poco llegamos a la raíz del asunto, podemos preguntarle por qué creyó que podía destrozar su dibujo, qué le hizo pensar que podía hacerlo sin que Pablo se enfadara y... ahí viene la motivación que casi casi se nos escapa: "Tiró su dibujo a la papelera y yo pensé que no lo quería más, así que lo recogí y decidí romperlo a cachitos para hacer nieve".
¡Vaya!, así que nuestro hijo ya sabía, sin
dogmatizarle, que si Pablo hubiera querido conservar su dibujo, no lo habría
destrozado. Pues es un gran chico, tiene sentido común, pensamos... Ellos nacen
con un sentido de la justicia asombroso, dejemos que se expliquen. Antes de
aleccionar, descubramos qué valor innato tienen ellos del asunto.
El motivo real del conflicto fue que nuestro
hijo presupuso que Pablo no deseaba conservar su dibujo y ello le daba licencia
para apropiarse de él, su razonamiento no nos parece descabellado, podemos
comprender su actitud, pudo ser una interpretación o un diagnostico real. ¿Qué
puede aprender de todo esto? A contrastar sus presuposiciones con Pab quería
tirar su dibujo a la basura pero era demasiado para él ver cómo otro niño lo
destrozaba, quizás, cambió de opinión al ver cómo se deshacía en pedacitos sin
remedio alguno. Una sencilla pregunta pudo evitar el conflicto.
Está claro que ambos niños se mueven por
necesidades diferentes, si les mostramos que cada cual tiene sus pretensiones
podemos, con práctica, colocarles en el lugar del otro. En mi opinión nadie
actúa agresivamente de forma caprichosa.
La próxima vez nuestro hijo sabrá que
presuponer puede tener consecuencias indeseables y, ante la duda, preguntará a
Pablo si le parece bien hacer nieve con su dibujo y... ¿por qué no? Quizás
Pablo le ayude.
Por supuesto, para Pablo también sería
ilustrativo conocer los argumentos de nuestro hijo.... ¿no crees?
El conflicto existe, no podemos dejar de
mirarlo pero sí entenderlo.
Entenderse para quererse.
Paloma Moreno-G Franco
Diplomada Gestalt, Abogada
@paloMGF
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